De los espacios donde surge la palabra hay de a montones pero creo que la palabra no surge en cualquier espacio ni en cualquier momento. Extraño el papel y las hojas al aire. Extraño las maquinas de escribir como si alguna vez hubiese pertenecido a ese boom. Como si alguna vez hubiese tomado un café mientras escribia en una de ellas. La piel es un espacio que quiero utilizar para expresar parte de mí (por un error, casi escribo arte) ¿Que es arte? un modo de expresión, quizás. Belleza. Sentir. Gritar lo que se siente en cualquier espacio, el que sea.
Mi espacio no sé cual es ni porque resulta importante tener uno. En el mundo es más complicado no sé porque. Nadie sabe quien es quién y porque está aqui.
En este espacio alguien inventa un nombre y una historia y esta perfecto. ¿A quién le interesa? Irónicamente, en el mundo alguien puede vivir sin interés de los demás porque a nadie le interesa quién seas.
No sé si se vive de espacios. Tengo un nombre y una historia de 18 años que no te cuento, que nadie sabe, que quizás a nadie le interesa y vivo frente a quién sabe que para saber de que estoy echa, para entender que es lo que vivo. Y tengo que escribir en algún espacio. Tengo que existir en algún espacio. No sé porque.
Habiendo tantos espacios entre las palabras y los silencios, yo sin saber porque escribo. porque pregunto y porque existe un hueco entre espacio y espacio. Hueco que se repite en la vida en tantas ocaciones como de casa en casa, de persona a persona, de historia a historia, de destinos que no se encuentran.
Yo no quiero ser ese hueco. Eso quiero decir aunque no sé a que quiero llegar ni a donde.
'Te extraño pero no me extraño a mí. Te llevo en los huecos y en mis silencios. En las hojas de la computadora que son borradores alternos llenos y algunos de dos palabras. Te llevo en mis ojos y en mis sonrisas y en mis vacíos. Tenés tu espacio, todo lo que fuiste y el pasado tiene su espacio.'
Y los espacios se me mueven y se mezclan entre si, se llenan de puntos suspensivos y por ahí, les sonrío o les lloro como humana que soy, somo mujer sencible que escribe para no morir en si misma. En su cuerpo, en su sombra, en su pasado y en su presente. Y su espacio son tantos lugares como personas, esta echa de espacios. De tiempos. De dudas e incertidumbres. De mucha risa que nunca escribe, de belleza extraña que nunca entiende.
No quiero morir como una copa llena en el misma mesa abandonada en una casa en un lugar que alguien dejó , mezclado con el mismo vino que saca el lado amargo de mis ojos sin pasión. No quiero, cualquier sea la metafora absurda y sin gracia, quedarme sin irme.
Te escribo porque necesito espacio para que mis dudas y mis miedos se acomoden o quizás se vayan.
Aunque en realidad escribo porque soy dueña. Escribo porque tengo espacio, donde lo haya; y ganas y algo me llama y no sé en realidad, tampoco porqué.
Nuestro espacio, pienso, somos nosotros mismos.
Ojalá, existamos más allá de nosotros. Ojalá no mueramos ahí acurrucados. Ojalá los espacios, pausas, puntos marginales no exitiesen. No mueramos, por favor, en el espacio.
Tampoco vivamos por vivir.
Paralelamente, ahí donde ves una sonrisa, se cuela desde sus ojos un vacío. ¿Puedes verlo? Sus ojos parecen mirar lo eterno y ahí, donde la ves hay una pequeña tristeza desde sus ojos hasta su voz. ¡Que vacío! La voz le tiembla de vez en cuando, sus ojos se vuelven una tormenta como su cabeza. Que absurdo, pero es tanto lo que siente que al mirar una pelicula o leer un libro no puedo, ya no puede, evitar llorar. Que pequeña, esa que abre la herida una tarde fría para no llorarla en un bar. Que pequeña, que frágil esa parte mia que en algunas ocaciones flota sobre mí y no puedo agarrarla. Y aunque no quiera decirlo, te extraña. Se extraña.
