Escribimos entonces, cuando tenemos nuestros mambos. Mambos en la
vida: del amor, el puto amor; de los miedos, muchos miedos; de nuestro
reconocido vacío existencial que a veces se alberga en nosotros.
Escribimos de realidades y también, muchas mentiras. A veces incluso de
mentiras reales, de situaciones realisticamente ficticias y también,
fantásticamente realistas.
Nuestros mambos son muchos, verás, porque vamos de mambo en mambo, mambeando. Y mambear es bailar y bailar. Confundí el bailar de la vida con vivir libre o nada. Y viví en varios lares donde existo y soy sólo yo, sin mambos. Fue en su lugar, una pausa. Y el existencialismo me consumió entera. Y fui feliz con días y días. El tiempo era una idealización de alguien más.
Pero todos dicen que no se puede vivir así, porque la vida se consume.
Y dicen que hay que laburar, hay que estudiar, hay que ser alguien. ¿Te das cuenta de la contradicción de ellos? Somos, siempre.
Nuestros mambos son muchos, verás, porque vamos de mambo en mambo, mambeando. Y mambear es bailar y bailar. Confundí el bailar de la vida con vivir libre o nada. Y viví en varios lares donde existo y soy sólo yo, sin mambos. Fue en su lugar, una pausa. Y el existencialismo me consumió entera. Y fui feliz con días y días. El tiempo era una idealización de alguien más.
Pero todos dicen que no se puede vivir así, porque la vida se consume.
Y dicen que hay que laburar, hay que estudiar, hay que ser alguien. ¿Te das cuenta de la contradicción de ellos? Somos, siempre.