- No te pongas nervioso, no rompería un muñeco tan bonito.
Muñeco…
A esas horas de la noche, en pleno invierno, en un callejón oscuro, las temperaturas podrían llegar al menos cero perfectamente y, como me hallaba en esos instantes, podría haber sufrido una hipotermia y, seguramente, ni siquiera me abría dado cuenta.
El calor que me recorría la entrepierna y se extendía por todo mi cuerpo, me envolvía y casi me hacía inmune al frío de la noche.
Su piercing rozando mis labios cada vez que los movía intentando acaparar los míos más y más y más, buscando más profundidad con su lengua dentro de mi boca. Se escurría por ellos, jugueteaba con la mi lengua y rozaba con insistencia el piercing de mi lengua cuando se separó, sonriendo. Noté un hilillo de saliva escurrirse por la comisura de mis labios.
-Piercing. – se lamió los labios. Era condenadamente sexy cuando hacía eso. Sentí la presión de mi miembro erecto bajo mis pantalones. Casi me dolía.
-Espérame aquí. – y cerró la puerta. Me acurruqué allí, encogiendo las piernas y acariciándolas, intentando entrar en calor. ¿Cómo había acabado en esa situación tan vergonzosa? Por lo menos en ese pedazo de coche hacía mucho más calor.
Él entró por la puerta del conductor y metió la llave en el contacto, encendiendo la calefacción. Salió de nuevo y tras varios segundos, la puerta que había a mi lado se abrió. Entró y me aparté, haciéndole un sitio.
-¿Mejor? – preguntó. Asentí con la cabeza. – Te habías puesto azul. – sonreí. Por lo menos los dientes habían dejado de castañearme. - ¿Quieres que te lleve a casa?
-¿Ya?
Muñeco…
A esas horas de la noche, en pleno invierno, en un callejón oscuro, las temperaturas podrían llegar al menos cero perfectamente y, como me hallaba en esos instantes, podría haber sufrido una hipotermia y, seguramente, ni siquiera me abría dado cuenta.
El calor que me recorría la entrepierna y se extendía por todo mi cuerpo, me envolvía y casi me hacía inmune al frío de la noche.
Su piercing rozando mis labios cada vez que los movía intentando acaparar los míos más y más y más, buscando más profundidad con su lengua dentro de mi boca. Se escurría por ellos, jugueteaba con la mi lengua y rozaba con insistencia el piercing de mi lengua cuando se separó, sonriendo. Noté un hilillo de saliva escurrirse por la comisura de mis labios.
-Piercing. – se lamió los labios. Era condenadamente sexy cuando hacía eso. Sentí la presión de mi miembro erecto bajo mis pantalones. Casi me dolía.
...
Él entró por la puerta del conductor y metió la llave en el contacto, encendiendo la calefacción. Salió de nuevo y tras varios segundos, la puerta que había a mi lado se abrió. Entró y me aparté, haciéndole un sitio.
-¿Mejor? – preguntó. Asentí con la cabeza. – Te habías puesto azul. – sonreí. Por lo menos los dientes habían dejado de castañearme. - ¿Quieres que te lleve a casa?
-¿Ya?
[TWC NOT real. ]